sábado, febrero 11, 2006

La habitacion...

Una pareja se acerca en puntillas a la puerta de una habitación con puerta roja. Vienen en puntillas, dejaron sus zapatos un poco más allá, caminando ambos solo en calcetas... así se hace menos ruido, incluso que a pie pelado. Se acercan furtivamente pq sienten ruidos provocativos del otro lado de la puerta roja. Sonríen. Ambos se sienten como niños husmeando la pieza de un hermano mayor. El ruido de la habitación les despierta curiosidad inocente, traviesa.

Poco a poco, la oscuridad del pasillo donde se encuentran, y el ruido sugerente que oyen, les empieza a contagiar. El sonido es constante, parejo, aunque a veces parece intensificarse. Pero no es así. Ellos han empezado a sugestionarse con sus propias sensaciones. Su imaginación se ha liberado y ambos empiezan a sentirse más bien acalorados. El más que ella. Ella aun tiene algo de travesura en la mente. Como la noche antes de navidad, nace esa sonrisa ansiosa que provoca saber que algo bueno pasará.

La cercanía de sus cuerpos empieza a notarse en la temperatura de ambos. Para oír, deben estar muy apegados, al lado de la puerta. De a poco, el empieza a posar sus manos mas coquetamente sobre la cintura de ella, rodeándola y acercándola para si. Ya no es mas de un centímetro lo que separa el cierre del pantalón de él con la parte de atrás del pantalón de ella. Flujos de sangre hace rato se concentran en ese sector en el cuerpo de él. El bichito le ha picado. Ella, obviamente lo ha notado. Imaginar una pareja dentro, entregados al placer, empezaba a ruborizar sus mejillas. Y le hace imaginarlo a él. A él con ella. Conoce el cuerpo de él. Alguna vez antes tuvieron un encuentro cercano. Él ahora la tiene abrazada por atrás, con toda la extensión de sus brazos. Le respira a propósito detrás en el cuello. Él empieza a pensar que puede volver a tenerla desnuda entre sus brazos… Posa sus labios brevemente humedecidos en la parte alta de la espalda de ella. Ella no se queja, pero no ha hecho nada. Sólo cierra los ojos, imagina a quienes provocan el ruido adentro, lo que hacen, y se deja llevar. Él acerca cada vez más su pelvis al cuerpo de ella, ya no le importa que ella note su excitación. De hecho, quiere eso. Ella, lo ha notado desde hace unos momentos, pero se hace la desentendida. El siente que sus movimientos no han fructificado, intensifica un poco la táctica. Siente que dará resultado, que ella entenderá lo mucho que la desea. Un brazo de él sale del estomago de ella, acariciando suavemente su cintura, siguiendo el contorno de su bello cuerpo, para comenzar a recorrer ese delgado brazo, desde la mano hacia arriba. El brazo derecho de ella. Lo recorre despacio. Sutil. Su objetivo ahora es claro, excitarla. El piensa que el roce suave de sus dedos sobre la piel de ella, es aun más excitante para ella. Eso espera. El ya olvido el ruido que los trajo acá. Son una pareja acariciándose frente a una puerta.

Ella aun se deja querer. Pero ahora no puede controlarse tanto. Es ella la que aprieta su trasero contra el pantalón de el, para sentirlo, y para hacerle sentir a él que lo esta haciendo bien. Ella sabe que su bello trasero lo ha de volver loco. Está consciente de su belleza, y se aprovecha de ello. Sabe usar esa arma. Arquea su espalda para que él note más sus formas. Ese movimiento le despierta a él una gota de sudor en la frente. Ya había muchas, pero esta resbala por el costado de su cara. Humedece más sus labios y le besa la espalda. Él siente los sectores que más le gustan a ella, pero no abusa de ellos. Sabe que repetir los lugares, aminorar el placer de recorrerlos. Acude a ellos de cuando en cuando y en momentos en que ella parece desearlo más. Pero se marcha luego de ese lugar. Quiere dejarla con ganas de un poco más.

Ahora no sólo el sector cercano al cuello, recorre toda su espalda, desnuda gracias al generoso escote que ofrece su polera, que deja descubiertos los hombros en su totalidad. Él recorre todo eso, lentamente y sintiendo cada uno de los vellos de ella, soltando sutilmente un halo de aliento sobre ellos, sabiendo que esto le provoca escalofríos de excitación a ella. Le da breves mordidas, sutiles, pequeñas. Ella presiona sus caderas más fuerte, y empieza a moverse y contonearse ya sin timidez. Toma la mano de él, la izquierda y la posa sobre su pecho derecho, para que así el largo brazo de su amante acaricie de paso el otro. Ella disfruta de saber que este contacto le da a él más confianza, y siente detrás de si, aun más temperatura. La mano derecha de él, empieza a acercarse al pantalón de ella. Las manos de ella, al trasero de él.

La situación ya no da para más, y se entregan a los placeres generados, así, de la nada… no habían pensado en que esto pasaría, pero lo disfrutan…

Lo hacen en silencio, la respiración fuerte los delata… no pueden soltar los gemidos que la pasión que los une genera. Él nunca se había sentido tan grande, ella nunca tan entregada. No pueden meter ruido. Los de la habitación que espían pueden oírles y descubrirles husmeando. No resisten, quieren gritar y decirse cosas, pero el ser descubiertos controla el ruido, pero les provoca más excitación. Un río torrentoso y furibundo no es comparación con el altísimo flujo de sensaciones que recorren sus cuerpos.

Han estado así más de lo que sus cuerpos pueden soportar, sus músculos ya piden tregua. Extasiados, se olvidaron del tiempo tras horas de placer.

Exhaustos por el calor, y por la entrega total de sus cuerpos, se abrazan. Se miran a los ojos y ven todo lo que quieren encontrar en los ojos de su compañero. Se sonríen. Se sientan al lado de la puerta, de donde nunca se han separado, exhalan todo el aire que inhalaron demás por la excitación. Descansan un rato. Y otro rato. El frío del suelo les alivia y acompaña. El ruido al interior sigue. Nunca ha parado. Ya llevan más de dos horas ahí, y el ruido cuando llegaron, ya llevaba un rato. El cansancio les hace cerrar los ojos un rato.

Una hora después, el despertó con el ruido, desde el interior intensificado. La mueve suavemente a ella con el brazo, con cara de “escucha, todavía!” con sorpresa, y a decir verdad, algo de envidia. Se siente un poco derrotado por la resistencia de los otros.

Ella sonríe con sorpresa, un poco celosa tal vez, pero tranquila, porque tanto mejor que lo recién vivido, no podría ser. Al minuto, todo sonido se detiene. Sólo se escuchan los perros afuera, los pájaros nocturnos y el silencio habitual del lugar. Callados los animales, el silencio se vuelve insoportable.

-¿Tocamos la puerta?- sugiere ella.

-Si, podríamos invitarlos un trago – dice él, sonriéndole con los ojos cansados, como tratando de decirle que les deben algo a los de adentro.

Ella sonrió, entendiendo eso mismo. Se pone de pie y golpea. Nada. Otra vez. Nada. Deciden esperar un rato, para no incomodar. Al cabo de quince minutos insisten otra vez. Nada. La puerta con el último golpe de él, se entreabre levemente. Les sorprende que no estuviera cerrada con llave. Adentro oscuridad total. Eso es extraño, pues en el pasillo, empiezan a notar la suave luminosidad del alba. Abren la puerta, entran, y la pieza está como sin oxígeno, como cerrada por años. Prenden la luz, y la habitación es blanca entera. No hay ventanas. Herméticamente cerrada, sin camas, sin muebles, sin closet. Además, no hay nadie…

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente...
Es cierto; creo que todos, muy sutilmente, tenemos algo de aquella pareja. A todos nos cuesta dar el primer paso, el empujoncito inicial. Necesitamos ese sutil incentivo disfrazado de curiosidad, de vouyerismo...que no es más que una suerte de reflejo de nuestros deseos ocultos y reprimidos, ni más que un poco de nuestras elásticas, estremecedoras y exquisitas elucubraciones.
No es sino hasta ahí cuando podemos -sin pudor alguno-, cerrar los ojos, relajarnos y dejarnos llevar...y toda esa pasión reprimida, aflorarla fusionada a gemidos, saliva, lengua, tacto y sudor...

Te felicito, bube mio de mi sonso corazón. Me gustó bastate tu escrito...y te agradezco que me hayas tenido considerada en el momento de editar ^_^

melancolica dijo...

guau!

hola :)
lo que escribiste llego
fue sutil eso, como una bocanada de aire
es un agrado leerte y muchas gracias por postearme
siempre eres bienvenido
en mi morada
espero que yo tb en la tuya

adios, se cuida y porta bien

Gata con SuerT dijo...

uufff.. definitivamente andaban como pasto seco, cualquier chispa (aunque sea imaginaria) encenderia la llama, es increible como cosas insospechadas, cosas que solo nacen de nuestra mente, pueden hacernos arder...
Espero mas...

Isa dijo...

hola!!

vine a ponerme al día en vacaciones

uy, y esto? una nueva faceta? muy interesante,ah, es bueno hacer cosas diferentes con el blog, a mí no me sale mucho, pero en fin...disfruto leyendo los blogs de las personas a las cuales sí les funciona el hecho de innovar

un besito

Nacha Cocó dijo...

me gusto tu visita...

me gusto tu cuento...

nos seguiremos viendo?

ojala....

Anónimo dijo...

exelente! no conocia aquella faceta de escritor tuya, creo q es muy buena...keep going rubens!

xxx

Anónimo dijo...

Al parecer tenemos algo en comun al escribir. Te felicito por tu blogs realmente muy bueno.

Un abrazo

Faracita dijo...

notable!
buen relato, buenas pausas, excelentes detalles...
me encantó...

creo que los encuentros furtivos con la posibilidad de ser descubiertos son excitantes...

me encantó el giro de tuerca del final,
top!

saludos!
C.

Anónimo dijo...

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